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Cosas de botica III

La vida en la farmacia es entretenida. Entretenida y desesperante, diría yo. Siempre he dicho que trabajar de cara al público debería ser obligatorio al menos durante unos mesecitos, como la antigua mili. Así todos conocerían lo que significa la frase «el cliente siempre tiene razón», y lo difícil que se hace a veces hacer realidad ese dicho, sobre todo cuando tú no eres el cliente, sino que estás al otro lado del mostrador.

Lo explicaré con unos sencillos ejemplos didácticos.

Situación 1. Paciente de mediana edad tirando a tercera edad, pero con todas sus facultades mentales en su sitio, que sabe leer perfectamente, que ha trabajado de cara al público (opssss, no siempre se cumple que quien ha estado detrás del mostrador es un cliente ideal….), con problemas leves-medios de salud. Véase hipertensión, colesterol y asma. Nada especialmente preocupante, pero que le obliga a usar una media de seis o siete medicamentos. De esos medicamentos, al menos uno es genérico, y ya se han encargado los sucesivos ministros de Sanidad de explicarnos que los genéricos son medicamentos exassssssssstamente iguales que la marca, y que son muchísimo más baratos (aclaración: desde hace tiempo, además de llevar exasssstamente la misma composición, también cuestan exassssstamente lo mismo, cosas de los laboratorios).

El paciente usa, pongamos un ejemplo, paracetamol «Pepito», pero resulta que en ese momento a ti se te ha acabado y tienes paracetamol «Juanito», y le explicas a la paciente que es lo mismo, que le va a hacer el mismo efecto, que vale igual…… No importa que estés un minuto, cinco o veinte explicándoselo. Ella preferíra a «pepito», que lava más blanco, como el anuncio de Ariel (allá por la prehistoria de la publicidad). Así que teniendo 200 paracetamoles «juanito» en tu rebotica, le pides el «pepito» porque es el que ella quiere. Obsérvese que he empezado describiendo la franja etaria (uy, que fisna soy) del paciente y su nivel socio-cultural, porque si el caso fuera o fuese un paciente que no sabe leer y se rige por los colores de la caja o la pastilla, o es más viejo que Matusalén y el cambiar de caja lo despistaría, yo no osaría hacer ningún cambio de laboratorio. Pero no es el caso. Más bien vengo a resaltar la poca confianza que ese paciente tiene en mi criterio a la hora de dispensar.

Situación 2. Mismo paciente. Lo que viene a ser la misma persona, que ya se ha tomado su paracetamol («pepito», por supuesto), pero que ahora tiene  tos, fiebre, sibilancias (lo que se viene llamando «pitos» de toda la vida de Dios), dificultad para respirar….., vamos, un trancazo de tres pares de cojones. No olvidarse que entre las patologías descritas de este paciente figura una en especial….: ASMA.

Y con dos cojones, la que no quiso que le cambiara un paracetamol porque la caja no era la misma que ella usaba hasta entonces, me dice que le dé algo para  el catarro, un jarabe o algo así…. Si total, no está tan mal, si ella siempre tiene pitos. «Dame algo, que es que no tengo ganas de ir al médico, que hay un montón de gente y estoy allí  toda la mañana».  De repente, la confianza que ese paciente deposita en mi persona ha subido un montón de enteros.

Lástima que una recuerde todavía un poquito de eso que se estudia en la carrera y que se llama deontología. Usease, que en vez de venderle un jarabe y lavarme las manos cual Pilatos sobre si eso la va  a mejorar o la va a llevar a la neumonía directamente, le insiste (sí, le insiste, porque no creáis que se convencen a la primera) para  que vaya al médico, aunque ello suponga estar toda la mañana, que le ausculten ese pecho de pitos y le manden lo que le haga falta, que probablemente incluya antibiótico y aerosoles varios. Y encima se cabrean porque no les vendes nada…..

¡Lo que tiene una que aguantar!

38 pensamientos en “Cosas de botica III

  1. ajjajajajja.. madre mía.. yo estoy de cara al público, y sumo a lo de que todo el mundo debería pasar por ello, que nos dieran puntos por cada buena atención… es muy gratificante estar rodeada de gente, pero también tiene sus contras.
    y la verdad es que entiendo lo de que hay que ir al médico, pero también es verdad que tardas un montón, yo he llegado a retrasos de 40 minutos… pero voy, según que síntomas es preferible eso. lo bueno es que no quisiste hacer negocio.. minipunto!!

  2. Y lo q te rondaré morena!!!!!!

    Q dificil es estar cara al público!!

    En todos los puestos cuecen habas…. Jajajajjajaja , pero en el tuyo habones…

    Porfa! Habla de tu faceta psicóloga ……
    Lola

  3. Bueno…despueés de ser dependienta en tienda de moda, peluquera y camarera voy servida con lo de unos mesecitos obligatorios de cara al público, así que sé de que hablas.
    Lo de los genéricos es de flipar, y la gente se empecina y no hay manera, quieren su «pepito» a toda costa, ya te puedes matar, mi madre la primera, no hay quien la convenza. Y si no al revés ¿mamá te queda trankimazin? ¿Trankimazin? Yo no he tomado eso en mi vida. Joder mamá, que sí, lo que pasa es que te dan el genérico, alprazolam. Ah! eso sí…
    A la semana se lo vuelvo a nombrar y lo mismo.
    Besitos

  4. Razón, lo que se dice razón, el cliente no la tiene casi nunca. Otra cosa es que le debas la atención que tú le das, a pesar que muchas veces sea insufrible.
    Me has traído a la memoria a una tía mía. Haría corto con una entrada para escribir sobre ella. Tenía una mentalidad muy cateta. Pocos días después de que la hubieran llevado al médico (no podía ir ella sola) y le hubiese recetado unas pastillas para lo que fuera, dijo que quería volver. Extrañados le preguntamos y nos argumentó que no le había visitado un médico, sino una médico. Además las pastillas que le había dado no podían hacerle nada, en primer lugar porque eran muy pequeñas y en segundo porque eran totalmente blancas. Es raro el día que me junto con alguno de mis hermanos sin que salga a relucir alguna anécdota peculiar relacionada con ella.

  5. Yo, menos el asma y el colesterol, casi encajaría en ese prototipo que describes. Mujer de edad, habiendo trabajado detrás de un mostrador…etc.
    Y la verdad es que siempre me dejo aconsejar por la/el farmacéutica de turno.¿Si no para qué voy a la farmacia?
    Además que cuándo se ponen así, no les pasa nada grave, si no no rechistarían.

    Saludos

  6. Es que trabajar cara al público es muy duro. Yo lo intenté un breve tiempo de mi vida y me di cuenta que aquello no era lo mío… Por teléfono sí soy capaz, porque tengo el desahogo de que puedo poner la cara que me de la gana. Mientras en la voz no se me note… Jajaja. Besotes!!!

  7. Es lo que tiene estar cara al público un montón de horas cada día. Nosotras no tenemos esa experiencia…, bueno sí: ahora recuerdo haber pasado unos días en la farmacia de una prima mía atendiendo al personal, personal, por otro lado mega anciano [la farmacia está situada en un pueblito en el culo del mundo :)….], y sí, recuerdo la infinita paciencia de que hacía gala mi pariente…
    En fin, que tendrás, a lo largo de los años, montones de anécdotas para contar y montañas de paciencia para sobreponerte a semejante desgaste, 😀
    Un besito.

  8. Yo trabaje nueve meses en una farmacia en Londres y doy fe de lo que cuentas en relación con los clientes…. Aunque a mi me encanto la experiencia y lo pasaba genial…
    Pero los clientes plastas no te los quita nadie…
    Yo recuerdo mentir a algún cliente (por indicación de la farmacéutica) para no venderle determinado medicamento…
    Ademas, a nuestra farmacia venían famosos!!!!
    Bss.

    • Jo tía, yo al único famoso que he atendido, y no fue en mi farmacia, fue en la que empecé a trabajar, fue a Fernando Esteso, ah, y a Juan Echanove, también.
      Como ves, mucho glamour, lo que se dice glamour, no tenían, jajaja.
      Un besico.

  9. Estoy con Macondo: el cliente casi nunca tiene la razón.
    Una de mis tareas en el trabajo es atender las reclamaciones de clientes y si no fuera porque he decidido no dedicar ni un minuto de mi tiempo libre a cosas del trabajo, tendría un blog sólo para escribir entradas relacionadas con ese asunto. A lo mejor cuando me jubile.
    Un beso.

  10. jajajajajajaja qué buena clienta tienes. Al final se rinde a tus pies y además te compra mucho…ya sólo os falta iros a tomar un cafetito y profundizar en el tema 🙂
    Besos

  11. ¡Yo ya he cumplido esa mili! Y estoy con los que dicen que el cliente, raras veces tiene la razón. Además hay un sub-género muy especial, que es el que se cree que porque paga un bien ó un servicio, directamente ha comprado el local, el negocio, los empleados y los alrededores… Esos ya me ponen enferma directamente. 😛
    Besazo

  12. Yo he hecho la mili y desde luego odio a las farmacéuticas, es de cajón que si pides aspirinas guiñando un ojo lo que quieres son condones, no que te den la vara co genéricos, ese hombre claramente quería condones mujer 😀

    • Eso será tu farmacéutica. Yo tengo un sexto sentido y sé perfectamente lo que significa cada guiño, cada mueca y cada expresión corporal. He hecho un curso de adivina por correspondencia. Pá mí que tu boticaria no lo tiene.
      Un besico.

  13. Ya veo que hay gente que tiene más paciencia que yo, incluso. Desde luego es para cogerle un jarabe con mentol (que debe de escocer lo suyo) y metérselo por donde amargan los pepinos, para que además de pitos, toses y fiebres varias tenga escozor de ano (por idiota).

    Qué cruz!

    Besos!

  14. Pues a mí, ¿qué quieres que te diga, María José?, me encanta que te ocurran esas cosas porque así tú después nos las cuentas a nosotros!! Lo de estar de cara al público no es fácil; cuando has sido profe, por ejemplo, lo peor, casi siempre, es lidiar con los padres. Cuando has sido la cara visible en una galería de arte (otra de mis antiguas ocupaciones) tienes que aguantar comentarios del tipo: «Esto es una mierda, lo haría hasta un niño», acompañado de una nariz arrugada, como si el cuadro en cuestión oliese mal…
    En fin, gajes del oficio, boticaria, y lo dicho, mientras no sea un atraco, que te sigan pasando esas «cositas»…

    Un besito,
    Marta («Sweet & Home la Vida es Dulce»)

  15. Lo peooooorr es que no tiene nada que ver con la edad….soy una roñas…no me gustan los genéricos al menos en mi patria ¡no sirven igual! así que me voy con las marcas que me gustan ¡que para eso soy publicista leñe y la marca cuesta y nos pagan al gremio! jajaja y en cuanto a pedirle a la farmaceútica que me venda algo pa la tosesitaaaa oigaaaa es que luego los doctores dan citas dos semanas después, la ven a uno y le recetan vahos. ¿En serio? ¡VAHOS! nada de antibiótico ni aerosoles… Si es que la vida es así… y usted lo ha dicho ¡EL CLIENTE TIENE LA RAZÓN! ¿me vendes algo para ésta maldita nariz que no se destapa y que no se cómo podré respirar para el parto? Un besote desmadroso

    • ¿Te puedo decir un secreto? A mí también me gustan más las marcas que los genéricos…. pero que no se entere nadie!
      Pero en este caso es que no se trataba de cambiar una marca por un genérico, es que era un genérico por otro!!
      Y respecto a lo de la consulta, yo sí que recomiendo cosas cuando no hay otra patología de base, pero en este caso, siendo asmática, no quería meterme en líos, que si luego empeora, ya sabes quién se lleva las culpas…
      Y ya por último, para tí hay una cosa que se llama Pharysol sinus que puedes usar en el embarazo. A ver si lo consigues en Lionville y si no, me avisas y te lo mando.
      Un besico.

  16. Me he llevado muchos años luchando con el público y desde luego, ratifico…..CASI NUNCA TIENEN RAZÓN, peeeroooo…. hay que ser educado por el cliente y por el negocio, que si noooo….
    Yo las tenía clasificadas….las quisquillosas, las porculeras y las «notaguanto», a estas últimas, directamente las enviaba sin remordimiento alguno a la competencia…¡ahí te mando eso!…

    Besos apretaos

    • Eso es lo que yo siempre digo, que cuando trabajas en la administración, por ejemplo, o en un sitio que no es tuyo, puedes permitirte estar de mal humor y que los clientes lo noten, porque al final de mes tú cobras lo mismo, pero en estos casos en los que tu sueldo depende de tus clientes, por mucho que te reviente tienes que tratarlos bien en todas las circunstancias, tengan o no razón o tengas tú ganas de mandarlas al pijo, como se dice en mi pueblo.
      Un besico.

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