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Relato

La luz que se filtraba por la rendija de la persiana la despertó. Por un momento no sabía dónde se encontraba, las sábanas húmedas se pegaban a su cuerpo mientras una sensación de opresión atenazaba su pecho. Poco a poco, la niebla se fue disipando en su cabeza, empezaron a llegar dolorosas oleadas de recuerdos de la noche anterior. Cuando se metió en la cama había derramado ya todas las lágrimas del día, otro día de llanto y desesperanza, como los anteriores. El sueño la había vencido, derrotados sus miembros, con la angustiosa agonía de la espera otra noche más.

Poco a poco, se fue desentumeciendo, intentando aferrarse a la vana esperanza de que ese día sería diferente, de que algo encendería la chispa que estaba esperando, la que le permitiría volver a ser ella misma, la que dejaría atrás por fin aquella pesadilla en la que se había sumido hacía ya tres meses.

Tres meses. Ese era el tiempo transcurrido desde que la oscuridad se cerniera sobre ella, desde que un manto de melancolía cubriera cada poro de su cuerpo, cada resquicio de su cerebro, convirtiéndola en el ser que ahora era; un espectro silente que se deslizaba por la casa, alimentándose de la pena y las lágrimas que se vertían de forma incontrolada sobre sus mejillas.

Aquél día no era distinto a los demás, el sol entraba a raudales ya por la ventana y a través de los rayos se percibían las motas de polvo flotando como diminutas briznas de esperanza, de posibilidades de que esas fueran las últimas lágrimas derramadas, y al mismo tiempo, el inicio de una nueva vida, una nueva ilusión que haría desaparecer de un plumazo toda la angustia que envolvía su alma.

En su mente empezaba a abrirse un pequeño resquicio por el que se filtraba una sensación de quietud que precedía a la verdadera explosión de sentimientos que estaba por llegar. Al principio fue solamente la percepción de los latidos de su corazón, cada vez más lentos y lejanos, la sangre deslizándose por sus venas como un río manso, y después, la firme determinación que anegó su alma, la conciencia de saber qué era lo que realmente se esperaba de ella.

Con un leve temblor en sus manos, se dirigió al espejo y contempló su rostro transido de dolor, los círculos violáceos que orlaban sus ojos, y al fin, el momento que estaba esperando llegó. Fue entonces cuando reparó en que ya no podía esperar más, se había cumplido el tiempo, y de nada valía seguir lamentándose por lo inevitable.

Recordó por un momento cómo se sintió cuando, tres meses atrás, había recibido la noticia. Cómo cayó la losa sobre ella, aplastando todas sus ilusiones, sus esperanzas, y ahora ahí estaba la fecha maldita, la que no podía aplazarse, pendiendo sobre ella como una espada de Damocles. Con entereza, después de los largos días pasados en la penumbra de su alma, se vistió para llevar a cabo su tarea, cogió su maletín y abriendo de par en par la puerta de su casa, salió presurosa a la mañana soleada.

Cuando llegó a su destino, unas pocas palabras fueron suficientes:

-Buenas, que vengo a hacer la declaración de la Renta.

-Mira que hay tres meses desde que empieza el plazo, pero ¡cómo os gusta esperar hasta el último día!

 

38 pensamientos en “Relato

  1. Jajajajajajajjajja malaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa malonaaaaaaa me tenías en ascuas durante toda la historiaaa ajjajajajajjajjajjaja
    Ven aquí anda que te voy a dar un achuchón boticaria….muakkkkkkkkkkkk con toooodas mis alassssss

  2. Jajajajajajajajajaja, desde luego sorprendente ha sido. Me estaba dando envidia de lo bien escrito que estaba. Bueno, y me sigue dando. Enhorabuena.

  3. Anda, calla, calla que estoy metida en internet intentando enviarlas electrónicamente y me estoy acordando del Señor Montoro una barbaridad. Por Diosss.

  4. ¿Que has hecho con Mª José? Te ordeno que salgas de su cuerpo! jaja.
    Te atreves con todo ¿Eh jodía? Yo esperando un desenlace dramático…aunque ¿más dramático aún?
    Nada, que muy bien guapa, seguro que te has divertido cambiando de registro.
    Besos

    • Como ya le he dicho a Dess por ahí arriba, empecé con la idea de un relato dramático, en el que la prota terminaba en la bañera con las venas abiertas…. Pero luego salió mi vena payasa y éste fue el resultado. Creo que mejor ¿verdad?
      Un besico.

  5. Sí, sí, mejor así, jajaja. ¡pobre! un sustito que vaya…vaya, como para no estar desencajada toda.

    Bueno, otra cosa más que ya sabemos que sabes hacer, jeje.

    Bien escrito María José, como está mandado en tí.

    Besos apretaos,amiga.

  6. No sé porque ese miedo a «todos», al fin y al cabo es para nuestro bien.
    Yo también se dar respuestas graciosas. 😛
    Buen relato con sorprendente final. Me encanta que la gente se atreva y arriesgue.
    Un beso.

    • Si has leído los comentarios, verás que esa era la primera intención, aunque yo pensaba manchar un poco más, con las venas cortadas en la bañera y eso….Pero al final, como le he dicho a Inma, salió mi vena payasa, jajaja.
      Un besico.

  7. ¡¡¡jajajajaja que desgraciada!!!
    Lo estaba leyendo y pensaba que buen relato, pero «Que seria se nos ha puesto La Boticaria» y lo que te has puesto es macabra jajajajjajaja
    Me ha gustado mucho y explorar siempre es reconfortante y divertido.
    Besazo

  8. María José… ¡tú no me ves pero te estoy aplaudiendo desde el sofá de mi casa!!! Qué suspense, madre-del-amor-hermoso, que pensé que nos ibas a comunicar una muy mala noticia… ¡me temía lo peor!! Y el final……….el final,¡GENIAL!!!

    Un besito,
    Marta («Sweet & Home la Vida es Dulce»)

    • Aquí se tocan todos los palos, si hay que hacer un relato, se hace…. Igual hasta hago una receta algún día (siempre y cuando Consuelo haga las fotos, que es difícil pillarla, con todo lo que tiene que hacer, jajaja).
      Un blog variado, que se llama.
      Besicos.

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